La mejor forma de demostrar amor es elevando una oración a Dios por todos los que te rodean. Tu intercesión vale más que mil palabras dichas con tus propias habilidades. Al orar por otros, te das cuenta de las adversidades que enfrentan, sientes su dolor y cargas, y tu espíritu se sensibiliza al punto de llorar en presencia de Dios a favor de ellos. Lo más hermoso es la satisfacción que invade tu alma después de orar. Al elevar una oración por otros, también oras por ti mismo, lo cual agrada a Dios, ya que te enfocas en el bienestar de otros en lugar de en ti mismo. La Biblia nos enseña en Efesios 6:18 a orar en todo momento por todos los santos. Cultivar la oración es clave para pedir continuamente por el bienestar de los demás. Si no intercedes por otros, estás descuidando el hacer el bien, como nos instruye la Biblia. Si te importa alguien, lo mejor que puedes hacer es presentar su vida ante Dios. Decídete hoy a ser un intercesor, y confía en que tu clamor puede mover el cielo a tu favor. Puedes salvar vidas, restaurar matrimonios, causar reconciliación en familias, obtener perdón y alcanzar a los perdidos con solo pedir la misericordia de Jesús. Por eso, confiésense unos a otros y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz (Santiago 5:
